Devocional  – 22 de septiembre

Toni Knight   -  

Devocional

Serie “Pregunto de parte de un amigo”

Tercer Capítulo

Por Pastor Oscar Villalta.

 

Génesis 37: 23 Sucedió, pues, que cuando llegó José a sus hermanos, ellos quitaron a José su túnica, la túnica de colores que tenía sobre sí; 24 y le tomaron y le echaron en la cisterna; pero la cisterna estaba vacía, no había en ella agua. 25 Y se sentaron a comer pan; y alzando los ojos miraron, y he aquí una compañía de ismaelitas que venía de Galaad, y sus camellos traían aromas, bálsamo y mirra, e iban a llevarlo a Egipto. 26 Entonces Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué provecho hay en que matemos a nuestro hermano y encubramos su muerte? 27 Venid, y vendámosle a los ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; porque él es nuestro hermano, nuestra propia carne. Y sus hermanos convinieron con él. 28 Y cuando pasaban los madianitas mercaderes, sacaron ellos a José de la cisterna, y le trajeron arriba, y le vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y llevaron a José a Egipto.

En la lectura anterior podemos estudiar el proceso de José, uno de los personajes en la palabra de Dios que nos muestra cómo el poder de Dios puede mover nuestras vidas y a través de la migración, las dificultades y las situaciones adversas en lugares nuevos y desconocidos, la mano de Dios siempre prevalece con sus hijos e hijas.

La migración es un proceso de cambios continuos consecuencia de movernos a una región o país nuevo, este proceso es el producto de la situación económica en nuestros países de origen, la violencia o la falta de oportunidades para tener un futuro mejor. 

La verdad sea cual sea la situación por la que tú te moviste o tus familiares lo hicieron antes, el Señor nuestro Dios puede encontrarnos tal como fue el caso de José. Vendido como esclavo y sufriendo castigos injustos en una región lejana sin su familia, empezó a pasar por situaciones difíciles.

Entender la forma en cómo el poder de Dios actúa en estas circunstancias es irracional, pero Dios en la separación de un miembro de la familia por la migración allí está, en la desesperación de una vida por encontrar oportunidades en una tierra lejana puede obrar y en el dolor del grupo familiar al ver que alguien se ha ido puede poner paz y tranquilidad, hay una sola cláusula que debemos cumplir y es invitar a Dios a este proceso en nuestras vidas.

La historia de José es sorprendente y nos muestra cómo el Señor puede obrar incluso en las vidas que por motivos ajenos o indeseados han dejado su tierra, Dios puede hacer lo mismo en nuestras vidas cuando nuestra esperanza está en Él, Dios puede encontrarnos en el camino si nosotros le invocamos y levantamos su nombre. 

Sea cual sea tu situación te invito a orar de la siguiente manera, Padre gracias por tu amor incondicional, te invito a mi vida, a mis circunstancias, a mis procesos y mis dificultades toma el control te doy la honra y la gloria, amén.